Y he llegado a la conclusión de que imposibles sólo existen en la cabeza.

Yo empecé a soñar bebiendo letras, y ahora, no tengo límites.

Personal cottage.

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 Aquellas calles infestadas de gente con prisas, los neones y pantallas gigantes apagadas a mi alrededor, en ese momento, las escaleras del metro y toda la gente que bajaba por ellas, esa, paradójicamente, debido a que no había lugar que fuera más urbano que este, era mi casita de campo en el monte personal.
Caminé a mi ritmo por aquel hervidero de gente con los auriculares puestos escuchando todos los sonidos de la ciudad convertidos en música. 
Viernes, hora punta , el metro abarrotado,  un toque grunge de película creado por hombres y mujeres de traje con maletines apostillaba el panorama final. 
Cerré los ojos y me dejé llevar, siete paradas más tarde agarré la asilla de mi mochila y eché a andar hacia mi casa tres manzanas más allá, parada en el Starbucks, Frapuccino con nata, y un mensaje resonó en mis auriculares, Maddie como no, un esta noche salimos escaso y más tarde un luego te llamo, tengo cinco minutos. Diviso mi casa, un tímido edificio entre todos aquellos rascacielos, de ladrillo rojo y encajonado entre otros dos similares. Metí la llave en la cerradura y sin quitarme los auriculares o la ropa, me tumbé en mi cama a esperar a que mi personita genial que se hace pasar por mi mejor amiga me llamara. Tres minutos más tarde lo hizo. Gritos de felicidad, un tal Alex que iba a salir con nosotras y su amigo Jace, mi supuesta cita. 
Nueve y media de la noche, vestido corto, demasiado corto, sueño, demasiado sueño, tacones altos, demasiado altos que repiquetean con fuerza contra el mármol de mi pasillo, gente, demasiada gente, en eso se resumió mi salida de casa. Metro, Times Square. 
Oigo un gritito emocionado detrás de mi, allí está, demasiado emocionada para hablar y también para callarse. Mi gnomo de jardín o mi mejor amiga. Digamos que es difícil encontrar a alguien como ella. Las pantallas gigantes se encienden, luces bañan todo la ciudad, las calles se abarrotan de adolescentes con ganas de fiesta, otro gritito emocionada, dos tíos rubios se acercan, lo primero que pienso es que la mato, lo segundo que la quiero. Un adonis de carne y hueso se alza sobre mi, esta noche va a ser muy larga, o al menos, eso espero.